5.6.08

HIJOS DE LA NOCHE



















Las verdades últimas, difícilmente se pueden explicar porque están por encima de los poderes demostrativos de la razón humana; por lo tanto, se requiere de los mitos para llegar a ellas.
La teoría platónica del arte se apoyaba en la presencia de los principales hijos de la noche: skotos –la sombra, oscuridad, vértigo y ceguera–, ate –locura y error–, apáte –engaño–, deimo –terror–, eris –discordia–, fobo –miedo–, hipno –sueño–, moiras –destino aciego–, lete –olvido–, glauco ponto –el océano sombrío y abismal–, las gorgonas –la exitación segadora y petrificante–, finalmente, la quimera, las harpías y la esfinge –los poderes paralizantes que representaban a la noche de los tiempos.
Platón logró la síntesis de dos estéticas tradicionalmente antagonistas: la estética sofista, en donde el arte era ficción y no realidad; y la estética metafísica que sostenía que el arte era materialización sensible de lo invisible. Así pues, el arte consistía en la aparición visible de la DIOSA de la ILUSIÓN, cuya siniestra genealogía y cuyas malignas artimañas fueron la causa del rechazo platónico de las imágenes artísticas.





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